Gualeguaychú brinda la oportunidad de conocer un negocio único. “El Patio del Mate”, ubicado en Gervasio Méndez y Costanera, habilita a que el turista ingrese a un mundo especial. Su propietario cuenta por qué pensó en su apertura y qué genera a la gente.

Arribar a Gualeguaychú, recorrer sus calles o disfrutar de una agradable caminata por el arbolado Parque Unzué; invita al turista a imitar al vecino que, diariamente, realiza una sana costumbre: tomar mate.

En la ciudad de los Poetas existe un lugar que es único, dedicado a ese mundo: “El Patio del Mate”, ubicado en calle Gervasio Méndez y Costanera, en el corazón del circuito turístico.
La persona debe ingresar y observar para tomar dimensión de lo que genera el mismo. Su propietario, Mario Boari, como no podía ser de otra manera, habló de su creación cebando un rico mate amargo.

Sostuvo que “El Patio del Mate” es un emprendimiento que podría definirse como una casa de artículos regionales. “Aquí, el producto casi excluyente es la calabaza, es el recipiente de la infusión. Llamamos mate tanto a la infusión completa, es decir, mate, bombilla, yerba; y también al continente, el recipiente que usamos. Éste puede ser de cerámica, vidrio o guampa (plata, alpaca, palo santo y algarrobo)”.

No obstante, destacó: “nosotros somos unos enamorados de las calabazas, consideramos que lo mejor para tomar mate es una calabaza porque se lleva muy bien con la yerba, es uno de los matrimonios felices del siglo XXI”.
Aclaró que la calabaza no tiene nada que ver con la planta de la yerba. Esta es un arbusto parecido a una planta de ligustro, en cambio la calabaza es una cucurbitácea pariente de la sandía, los pepinos, los melones y los zapallos.

-¿Qué encuentra la gente en El Patio del Mate
Es un emprendimiento donde fundamentalmente se venden mates y se habla de él. Hay otros complementos como bombillas, posa mates, canastos y todo lo que haga falta para el mate. Y algunas otras cosas que se fueron sumando con el tiempo.
El local se fundó en 1997. “Pero nosotros tuvimos relacionados con él bastante tiempo antes”, sostuvo Boari mientras cebaba unos ricos amargos. “Teníamos fábrica en otro punto de la ciudad y proveíamos de dicho producto a las casas de artículos regionales, estaciones de servicios y supermercados”.

La crisis hizo que se pensara en una ampliación. “Se nos ocurrió poner una casa de venta al público con una particularidad marketinera: producir mates a la vista. Quisimos venir a la Costanera, encontramos este lugar que se adecuaba perfectamente a lo que nosotros queríamos, una casa grande. Y nos fue muy bien gracias a Dios”.

Mario Boari tiene un agradecimiento a los periodistas. “Venían muchos a filmar el carnaval, pasaban por el frente y se encontraban con Felipe (un muñeco confeccionado con mates). Les llamaba la atención, ingresaban y tomaban dimensión de este comercio particular. Eso nos fue haciéndonos conocer, gracias realmente al interés del periodismo”.

-¿Es un punto obligado para el turista?
Creo que es una de las cosas que vale la pena venir a visitar a Gualeguaychú, no hay otro lugar parecido al Patio del Mate. No existe otro lugar en el mundo con la presencia de una casa de estas características. Seguramente habrá comercios con mucho más valor económico pero no de esta onda.

Apostamos a exhibir grandes cantidades de mates, las máquinas donde se hacen los mates y prestarnos a la conversación con el visitante. Que nos hable, primero del mate, para luego seguir por su historia familiar porque el abuelo le dio, porque el papá le cebaba, etc.

Historias y anécdotas
El mate habilita a un encuentro de, por lo menos, dos personas. Alrededor de él se cuentan todo tipo de historias. “Nosotros le decimos a la gente cuando vemos que su mate ya no da para más: ‘guárdelo. Capaz que con ese mate usted conquistó su señora, la acompañó cuando tuvo el primer hijo, el segundo o el tercero. Téngalo como reliquia’. Y las personas nos escuchan y dan la razón”, acotó el propietario del negocio característico de Gualeguaychú.

Sostuvo Boari que el mate se presta a la conversación, al intercambio. “Muchas veces es un pretexto: ‘vamos a tomar mate’. Sí, vamos a tomar mate pero vamos a hablar de otras cosas. El mate te reúne, te junta con otra gente, uno empieza hablar”.

-¿Qué cosas encuentra el turista en El Patio del Mate?
Con cosas raras que no se ven en otro lugar. Por empezar la casa es muy antigua y está en onda con el producto. Se llama de esta manera porque en realidad es un patio de una casa antigua, casi parecido a lo que sería un patio romano, con aleros que llueven hacia el medio y con salones o galpones grandes.

Con mucha exhibición de mates y de canastos en un ambiente diferente. No es igual a los locales modernos de grandes vidrieras y mucho destello; esto es muy artesanal y muy rústico. Y eso a la gente lo hace sentir muy bien por lo que percibimos. Mira todo dado que hay construcciones de altillos con troncos muy viejos.

Un producto con variedad
En el Patio del Mate “hasta de vidrio hay”, dijo sonriente Boari. “Éste se puso de moda por cuestión de practicidad e higiene. Me cansé -al principio- de recomendar a la gente la calabaza. Para tomar con yerba es mucho mejor la calabaza pero gustos son gustos”.

También el visitante se encuentra con un producto de todo tipo de madera. “Tenemos de astas, de guampas que usaba mucho el paisano, en su época no disponía de muchos elementos. Lo que hacía era cortar la guampa del vacuno de un largo de 10, 15, 12 centímetros y de un lado lo taponaba con un taco de madera”.

Por otra parte, en la recorrida por el interior el turista se va a hallar con pasajes de su vida. “De alguna manera con el mate estamos vinculados todos: las clases altas, medias, bajas; los obreros, las mujeres, los hombres, los niños, los abuelos, los papás, las mamás. Y cada uno va a encontrar algo que lo va a remitir a un recuerdo agradable o no tanto”.

El Patio del Mate tiene eso. “Uno entra y siente como si es de uno, como que hay algo que siempre viste, conociste, que siempre deseaste conocer, o quizás tuviste. Una cosa que está vinculada a vos. Esto me parece que es la sensación que la gente tiene”, interpretó a Destino Gualeguaychú.

Hablar y escuchar
Una situación particular que se da en este negocio es las ganas de hablar. “Nos cuentan muchas cosas, vemos que hay necesidad de manifestarse y nosotros tratamos de poner el mejor oído posible en ese sentido y dejar que la gente hable. A nosotros también nos da la sensación de contarles algo pero nos quedamos callados porque el ser humano quiere y necesita hablar”, enfatizó Mario Boari.

El Patio del Mate está abierto todos los días, de lunes a lunes, en Gervasio Méndez 284.